jueves, julio 30, 2009
martes, julio 21, 2009
Flores
viernes, julio 17, 2009
...a mi Madre
La Muerte
Y él respondió:
Desearíais saber el secreto de la muerte.
¿Pero cómo la encontraréis a menos de buscarlo
en el corazón de la vida?
El mochuelo,
cuyos ojos atados a la noche son ciegos en el día,
no puede descubrir el misterio de la luz.
Si queréis, en verdad, contemplar el espíritu de la muerte,
abrid de par en par vuestro corazón en el cuerpo de la vida.
Porque la vida y la muerte son una,
así como el río y el mar son una también.
En el arcano de vuestras esperanzas y deseos
reposa vuestro conocimiento silencioso del más allá.
Y, como las semillas soñando bajo la nieve,
vuestro corazón sueña con la primavera.
Confiad en los sueños, porque en ellos
el camino a la eternidad está escondido.
Vuestro miedo no es más que el temblor del pastor
cuando está en pie ante el rey,
cuya mano va a posarse sobre él como un honor.
¿No está, acaso, contento el pastor,
bajo su miedo de llevar la marca del rey?
¿No lo hace eso, sin embargo,
más consciente de su temblor?
Porque, ¿qué es morir sino erguirse desnudo?
Y, ¿qué es dejar de respirar,
sino liberar el aliento de sus inquietos vaivenes
para que pueda elevarse y expandirse y,
ya sin trabas, buscar a Dios?
Sólo cuando bebáis el rio del silencio cantaréis de verdad.
Y, cuando hayáis alcanzado la cima de la montaña,
es cuando comenzáreis a ascender.
Y, cuando la tierra reclame vuestros miebros,
es cuando bailáreis de verdad.
EL PROFETA
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